SoyAegonStrong
Amanecí bien hasta que los fastidiosos reaparecieron, como siempre. Pero dime, ¿cómo estás tú? Espero de verdad que tu día haya sido amable contigo. Quiero que sepas que es reconfortante tenerte cerca, por un momento temí no volver a verte. Ahora, a tu lado, todo se siente un poco más en calma. Así que estoy mucho mejor. Gracias por preocuparte por mí, se aprecia.
SoyLucerysStrong
Antes de que me juzgues por no haber venido a darte la bienvenida, quiero que sepas que tenía la intención, pero terminé ocupándome de otros asuntos y se me hizo tarde. Dicho esto, ¿cuánto más pensabas hacernos esperar tu llegada? Te extrañé, Rys, y me alegro mucho de que ya estés aquí. Claro que me hubiera gustado hablar contigo antes de verte devorarle la boca a nuestra tía, pero las circunstancias no estuvieron a nuestro favor. ¿Has amanecido bien?
SoyLucerysStrong
@SoyTargaryenJacaerys Te noto un poco amargado, Jace. ¿Seguro que no quieres que hable con Cregan para que adelante su llegada?
                  
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              SoyJoffreyStrong
Buenos días, mocosita ¿Te levantaste de buen humor o..?
SoyJoffreyStrong
Pensé que te despertarías de mejor humor, después de casi tijerear con nuestra tía. Lo mismo que le dije a Luke, hazte exámenes de sangre por las dudas, no quiero dos hermanos contagiados.
                  
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              SoyAerysStrong
Buenos días.
SoyAlystreaTargaryen
Los dedos de Alystrea se aferraban al vaso de plástico rojo que, según recordaba, contenía vodka, algunas gotas de sangre y jugo de pomelo. La mezcla era exquisita; se infundía en su paladar y danzaba con calor en su boca. Observaba con curiosidad y diversión la escena en la que toda la familia se encontraba reunida: la suya propia y, por supuesto, el linaje que descendía de su hermana ya muerta. El sonido de las canciones era tan fuerte que hacía vibrar los huesos de su cuerpo, incrustándose en lo más hondo de su mente y adormeciendo por completo cualquier ancla al mundo o a sus sentidos.
          
          Sus ojos avellana, casi amarillos, estaban fijos en el cuerpo menudo y frágil de Aerys, quien se hallaba a varios metros de distancia. Quiso contemplar su belleza, enfocarse en aquel cabello que caía como una cascada de chocolate oscuro, en esos ojos que se asemejaban de forma abismal a los de un inocente ciervo, o en la delicadeza de las facciones que formaban su rostro. Pero la sangre le corría por los oídos con la rapidez de un maratonista; sus dedos, firmes y gráciles, se aferraban con más fuerza al vaso, y su mirada se ensombreció. No fue lujuria ni un deseo incontrolable lo que tensó su estómago bajo. Fue desdén: un desprecio que se asemejaba al odio que danzaba en las celdas del mismísimo Infierno.
          
          Alystrea impulsó la espalda desde la superficie en la que estaba apoyada y dejó el vaso, casi vacío, sobre una mesa pequeña cubierta de más vasos y botellas: algunas vacías, otras por la mitad y otras completamente llenas. Caminó hacia Aerys con los hombros tensos, odiando la idea de acercarse más de lo estrictamente necesario a su sobrina. En su mente, recitaba versos de su grimorio favorito en busca de una calma temporal. Cuando la distancia entre ellas desapareció y sus pechos casi se rozaban, Alystrea se permitió un momento para (+)
          SoyAlystreaTargaryen
(+) Se separó de golpe, en cuanto sintió que era suficiente, y retiró las manos de encima suyo como si la piel de Aerys ardiera con fuego de dragón. Tenía los labios hinchados y la boca le sabía a sangre, alcohol y Strong. Mientras se alejaba en silencio para volver a su sitio, elevó una súplica silenciosa a los Siete, rogando entre rezos que aquella situación —o alguna parecida— no volviera a repetirse jamás en lo que le quedaba de vida.
                  
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              SoyAlystreaTargaryen
(+) contemplarla de cerca: el surco de su boca, la anchura de su nariz, la delgadez de sus cejas. Pero la belleza no le quitaba lo perra insoportable que era.
            
            Se movió con una agilidad forjada por la experiencia y llevó los dedos de su mano derecha a la nuca de Aerys, tirando sin gentileza de su cabello espeso y abundante, mientras que la otra mano se deslizó entre la mandíbula y el cuello terso de su sobrina—. El hedor a bastardo es insoportable desde aquí —murmuró sin gracia, con voz ronca, mientras apretaba los dedos contra su piel. Sentía el pulso de Aerys bajo la yema de su pulgar y, al tirar con más fuerza de su cabello, le elevó el mentón. Los ojos de Alystrea brillaban de rechazo, de disgusto y de puro menosprecio.
            
            Mordió su labio inferior con tanta fuerza que lo partió en dos, pero su lengua ya estaba ansiosa por sentir la sangre de Aerys. Lamió la herida, degustando el sabor tan característico de la sangre, ahora mezclado con la bebida que había ingerido. Aprovechó que los labios de Aerys se entreabrían por el tirón del cabello y deslizó su lengua húmeda, aún teñida de rojo, dentro de su boca. Exploró con desesperación, rapidez y una furia impecable la tierna cavidad bucal de su sobrina. El beso fue rudo y salvaje, sangriento y jugoso.
            
            Los dedos que presionaban su mandíbula y cuello lo hacían con tanta fuerza que, sin duda, dejarían marcas rojizas difíciles de ignorar o disimular. Alystrea no inclinó ni el pecho ni ninguna otra parte de su cuerpo hacia el de Aerys, manteniéndose firme, casi rígida, mientras su boca se movía con desprecio sobre la de ella. Jugó y reclamó la lengua ajena sin piedad, tocándola centímetro a centímetro, sirviéndose de la boca de su sobrina como si fuese un festín. (+)
            
                
                  
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              SoyAegonStrong
Aerys, te necesito. Aemond, Aegon y Helaena se han unido contra mí, y ni siquiera respetan a nuestra madre, insultándola vilmente. ¿Dónde están los demás? ¿Dónde están nuestros hermanos? Tres contra uno, eso es pura cobardía.
SoyAegonIITargaryenH
@SoyAegonStrong Sobrino mío, ni con la cabeza enterrada en un coño de lujo logro dejar de oírte berrear. Se te escucha desde el otro lado de la capital.
                  
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              SoyAegonStrong
@SoyAegonIITargaryenH Tan solo estás que necesitas venir a husmear en lo que no te incumbe? Qué curiosa costumbre tienen algunos viejos de creerse los sabelotodos cuando apenas les alcanza para ser buenos chismosos.
                  
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              SoyAegonStrong
Querida hermana, tu agudeza sigue intacta, y tu afecto, como siempre, me reconforta mil. No me he escondido, simplemente he estado buscando un poco de tiempo para mí mismo. Puede que suene egoísta, pero a veces apartarse para encontrarse a uno mismo es la única forma de mantenerse en pie. Por cierto, me alegra verte a ti también, y más aún, saber que te sigo resultando digno de una sonrisa. Y por suerte, hermanita, aún no he roto corazones, o al menos no me han reclamado ninguno todavía ¿Y qué hay de ti? Déjame decirte, cada vez que te veo, estás más radiante. Uno pensaría que lo haces a propósito solo para deslumbrarme. ¡Es broma!
SoyAegonStrong
Ya sabes que la muerte de madre me afectó más de lo que suelo admitir, a mí, y a todos, claro, pero en mi caso fue bastante duro de asimilar. Desde que se fue, en circunstancias tan dudosas, no he dejado de pensar que quizá alguien del otro bando tuvo algo que ver. Puede que sea solo el duelo hablando, pero algo dentro de mí necesitaba saber. Eso sí, Aerys, prométeme que esto queda entre nosotros. Si llegara a oídos de Aegon o Aemond, no acabaría bien. Además, no encontré pruebas, solo preguntas sin respuestas, pero en el camino descubrí algo más valioso ¿sabes? Porque empecé a entenderme mejor. A escucharme. A quererme un poco, aunque aún me cueste decirlo en voz alta. Ya no soy ese niño perdido que necesitaba a mamá para todo. He cambiado, creo, y por primera vez en mucho tiempo, siento algo parecido a paz. Pero x, dejando de lado lo denso, fue absurdo preguntarte por tu vida amorosa. Sé que nadie estaría a tu altura. Sería un castigo para cualquier pobre iluso que intentara contener algo tan libre como tú. Pero admito que hay algo embriagador en tu forma de vivir, Aerys. Me gustaría imitarte algún día. Para confesar, permíteme decirte, si me deslumbras es porque siempre tuve debilidad por las estrellas que arden solas en el cielo, sin necesidad de orbitar a nadie.
                  
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              SoyAlystreaTargaryen
Bienvenida, Aerys. A veces me olvido que mi hermana decidió no una, dos ni tres veces parir sangres sucias; sino que fueron seis veces. Qué compromiso tan fuerte el suyo el de querer manchar el linaje. Al menos eso le hace justicia a tu apellido paterno, ¿no crees, querida sobrina?
SoyAlystreaTargaryen
Si mi discurso fue aburrido para tus sensibles orejas, querida sobrina, el tuyo no se queda atrás. Mi madre fue reina porque así lo quiso, porque la ambición no la dejaba dormir por las noches. ¿Qué hay sobre la tuya, hm? Apuesto a que no podía dormir porque estaba ocupada amamantando a los bastardos que parió. Déjame hacerte una pregunta. ¿No crees que Rhaenyra se colgó tal cual crío de un buen par de tetas del privilegio de su realeza y posición al haber cometido el acto más obsceno que se hizo en la dinastía Targaryen? Por supuesto que aquél que llamas abuelo no le levantó el dedo o mucho menos la exilió, pero míranos ahora. Al borde de una puta rebelión o guerra civil por la culpa de su coño ansioso de un humano en particular.
            
            Descúbrelo por tu cuenta, Aerys. Responder tantas mierdas tuyas comienza a aburrirme. Piénsame como te convenga.
            
                
                  
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              SoyAlystreaTargaryen
¿Hablamos de perros ahora? ¿No era tu padre quien a veces solía ser confundido con un lobo de las montañas por el hediendo olor que desprendía de su barba, esa ropa mugrienta y esa barriga sudada? Algo recuerdo de eso cuando era más joven. Aunque, siéndote sincera, parecía más un cerdo gordo y sucio en vez de un perro sin bañarse. Mira eso, cariño; otra comparación más con tu padre. No serás gorda como él, gracias a Dios, pero sí eres igual de sucia. De tal palo, tal astilla. ¿Qué te parece ese discurso, linda? ¿Te gusta más?
                  
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              SoyTargaryenHelaena
Incluso los viejos y antiguos dragones dejaron que los peores jinetes se unieran a ellos, Aerys, pues la unión entre un jinete y dragón es irrompible y tan fuerte como los hechizos de la Vieja Valyria – La unión matrimonial que tengo con tu tío es idéntica, cariño mío. Él es mi sangre, y yo soy su sangre. Venimos del mismo vientre y nos pertenecemos de la misma manera. 
          
          Tú luces tan radiante como el viejo recuerdo de mi hermana, Aerys. Gracias por tus palabras.
          SoyTargaryenHelaena
Aerys, tesoro, siento muchísimo la demora de mi respuesta. No pienses que te ignoraba, por favor, estaba hablando con los susurros de fuego mientras que el cántico del océano nos acompañaba. ¿Hm, historias? No tengo muchas, sobrina, paso mi tiempo rodeada de nuestra magia vieja y nueva en mi sala. Aegon es quien tiene historias interesantes porque sale más de la isla o del castillo que yo, que quedo en casa con mi magia, grimorios e hijos. No necesito más. ¿Qué hay de ti, Aerys? ¿Qué necesita una mujer como tú?
            
            Despreciar y rechazar el destino es un juego de hormigas y bufones, mi niña. Mi vida, mi camino y todas mis decisiones ya estaban trazadas por el fuego de los dragones y los brujos de la Vieja Valyria antes de siquiera formar parte del cuerpo de mi madre. Tu vida también está trazada por los dioses, sobrina mía. 
            
            Por supuesto. Tienes el mismo brillo de rebeldía que ella y mantienes el mentón tan en alto como lo hacía Rhaenyra cuando entraba a una habitación: astuta como un felino sigiloso y silencioso. Eres una irrevocable mezcla de ambos, no sólo de Harwin Strong.
            
                
                  
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