Sigo amando los mazapanes (:
El mundo no es una fábrica de conceder deseos.
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Era demasiado amor. Demasiado grande, demasiado complicado, demasiado confuso, y arriesgado, y fecundo, y doloroso. Tanto como yo podía dar, más del que me convenía. Por eso rompió. No sé agotó, no se acabó, no se murió, solo se rompió, se vino abajo cómo una torre demasiado alta, como una apuesta demasiado alta, como una esperanza demasiado alta.
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- Chingandome un mazapán.
- JoinedMay 28, 2019
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