¡Mi precioso bebé! ¿Cómo es posible que cada una de las palabras que salen de tu boquita sean lo más lindo del mundo? Tan suaves como tocar terciopelo, tan dulces cual un postre hecho por tus manitas, pero, sobre todo, tan especiales y puras que logran llegar al rincón más escondido de mi ser. Derrites mi corazón y causas tantas sensaciones en mí que resulta abrumador —de la mejor de las maneras, claramente—, como si una bruma rosa y sedosa, tal y como tú, se apoderara de cada uno de mis sentidos y me hiciera suyo... O tuyo, en realidad.
Jamás había conocido a alguien tan maravilloso como tú. Eres simplemente perfecto, un sueño hecho realidad, y no podría negar nunca que te robaste mi corazón desde que coincidimos. ¿Y cómo no? Si además de tener unos ojos encantadores, una sonrisa angelical y, mi parte favorita, unos labios inolvidables y sumamente melosos, eres una cosita tan cariñosa, gentil y adorable. Te veo con ojos de amor, pues tu belleza —interior y exterior— me sigue pareciendo completamente irreal.
Me gustas también. Me gustas muchísisisimo más. Me gustas, me gustas, me gustas, me gustas y, si me das la oportunidad, no pararé de repetirlo. Te quiero para mí, solo para mí. Quiero ser el dueño de tu corazón como tú ya eres quien gobierna el mío, Sønnun. ♥︎
