Dignos hombres del amo, los guardias se miraron entre ellos y rieron, claramente en burla hacia el caballero. —Perdone, Majestad, en un segundo pongo a mi Lord frente a usted. —le hicieron reverencias y todo. Pero uno de ellos si ingresó a avisarle al Lord puesto que el caballero lucía como alguien de buena cuna. Evidentemente, lo primero que preguntó un tranquilo Borros, es, el nombre del imbécil, puesto que si le abriera las puertas a cualquier imbécil que se parase allí, ordenando, el castillo sería un psiquiátrico. —¿Quién carajos eres? —cuestionó el guardia al regresar después de largo rato
