SoyAzuriTakahashi

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SoyJungSoomin

¡Azuri! Que bueno verte de nuevo. Bienvenido, espero estés bien y disfrutes tu estadía, me gusta mucho tu cabello, se ve muy bien cuidado.

SoyJungSoomin

Depende. ☝️
            Si nos basamos en la religión, la gallina llegó primero, si nos basamos en la ciencia tal vez fue el huevo, ay no sé, no tengo idea.
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SoyJungSoomin

SÍ, acepto, acepto.
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vueggjt

Las plumas se preparan y la tinta fluye, pues con tu llegada comienzan a escribirse nuevas crónicas. Viajero de Fontaine, reportero de miradas agudas y palabras certeras, que tu pluma siga siendo tan clara como el agua que nutre tu nación. ¡Se más que bienvenido, Azuri!

SoyAzuriTakahashi

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SoyAzuriTakahashi

⠀ㅤ͏✉   ֥⠀ ֖⠀ꛒ   ⠀   ❀⠀    悲しみの中にある愛の波 ⠀ #SomePeaceOfMind  #UniverseTeyvat 
            
            Ocean eyes, Postcard Of Love & Cameras. ㅤ♡  “I look from the wings at the play you are staging, while my guitar gently weeps.” Falsa seriedad, ojos (ligeramente) somnolientos, un sueño caer en ellos.  ✿ Young and Beautiful by Lana del rey.
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SoyAzuriTakahashi

"Heredaste la voz de tu madre, solo que la callaste" Fueron las palabras que lo marcaron años después, cuando sacó todo en cara.
            
            Le pareció monosílabos sin sentido, sin embargo —con un nudo en la garganta—, de nuevo tuvo que darles la razón.
            
            Su nombre poco a poco empezó a resonar. Los pergaminos con sus palabras llegaron a primeras planas. Su rostro, antes oculto, apareció frente a multitudes, y su voz, anteriormente quebradiza, se alzó firme para anunciar lo que el mundo traía. En aquella labor encontró comfort inesperado; El de ser escuchado.
            
            La fama lo siguió como ola creciente. Donde algo ocurría en Fontaine, él ya estaba presente, veloz y preciso, como si el mismo viento lo guiara. Su nombre se convirtió en un faro, quien quería conocer la verdad acudía a él. Muchos lo reconocían al instante, por la tinta de sus escritos o por el rostro de sus discursos.
            
            Después de años, Azuri ya no guardaba silencio. Hay quienes aseguran que, cuando pronuncia sus artículos, durante un fugaz instante, un brillo resurge en sus ojos. El mismo que poseía en aquella infancia perdida, cuando aún no conocía la crudeza del mundo.
            
            Un destello que no es tristeza, sino el rastro de alguien que por fin  encontró su voz.
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SoyAzuriTakahashi

A partir de ese momento el azul se volvió parte de él. Su madre nombró así a la tristeza que anidó en su ser, aquel nombre que, jamás atrevió a decirlo, pero lo odiaba. Era una condena que aprendió a callar, un pesar que solo su almohada y su mirada cansada sabían lo mucho que ahogaban.
            
            El tiempo lo transformó en más de un sentido. No solo su cuerpo cambió, también su alma. Su rostro adquirió una belleza radiante, como un reflejo del sol, igual que un sueño: Tez clara, hermosos lunares, mejillas carmesí y cabellos en desorden como olas al viento. Pero esa belleza que debía ser un sueño era rota por la sombra de su mirada agotada, volviéndolo un recuerdo empañado, casi nostálgico.
            
            La palabra escrita y la poesía se volvió su único refugio. En algún momento sus pensamientos se plasmaron en hojas blancas, sus sentimientos se perdieron en palabras nunca dichas y quedaron sellados en libros olvidados. Sus ropas manchadas de tinta eran las huellas de una guerra contra sí mismo, una guerra que estaba perdiendo.
            
            Sus padres, como disculpa silenciosa, le dieron todo lo necesario para hacer de su dolor un arte. Y en ese sendero apareció la figura de un reportero, mensajero de noticias en Fontaine. No era el destino que Azuri había soñado —otro talento ardía en sus venas—, pero su madre lo impulsó y su padre lo sentenció: “el mundo no está hecho para artistas como tú y yo”
            
            Azuri calló otra vez, reteniendo su voz. Como su padre años atrás, guardó sus sueños y eligió el camino que le fue impuesto. Quería ser egoísta, deseaba que solo por una vez, el bien mayor de todos también fuera el suyo. 
            
            De nuevo volvía a ser el niño golpeado que lloraba esperando a su madre.
            
            Deseó huir, pero sus pasos se afirmaron con el tiempo. Con amargura, descubrió que la tinta de un artículo podía ser tan poderosa como la de un poema. Primero se negó a aceptarlo, pues su propio orgullo no quería darle la razón sus padres. Igual que la terquedad de un tronco que se aferraba a la tierra.
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