Björn.

Mi intención siempre fue dejarte cautivado a ti, pero sí estoy interesada en saber cómo llegaste a posar tus ojos en mí. No me malinterpretes, soy más que bonita y un buen partido, pero considerando que nuestros estatus no son los mismos tengo curiosidad. Luces jodidamente guapo llevando mis libros a todas partes, pero lucirías el triple si tan solo usarás tus lentes mientras lo haces, llega a ser cansino no poder comerte la boca mientras los utilizas (estoy aquí confesando que tengo una fuerte debilidad hacia ese aspecto tuyo). ¡No seas así! ¿Con qué cara me hablas de perversidades cuando hace tan sólo unos minutos querías follarme frente a tu equipo? Llegas a ser tan exhibicionista, haznos el favor de perder el próximo partido.

Y una aquí creyendo que habría un ápice de romanticismo en tu cuerpo, estaba lista para dedicarte mis escritos favoritos de cierta poetisa que encontré por allí. Ven aquí y fóllame, ninfómano. 

Hay una posición que me gusta bastante, ¿recuerdas esa vez que lo hicimos en la casa de uno de tus mejores amigos, específicamente en la habitación que estaba a su lado? Mientras él dormía, coloqué mis piernas sobre tus hombros, escupiste en mi boca y colocaste tu mano sobre ella para que no emitiera sonido alguno, mientras te corrías dentro de mí. Podríamos repetir tal momento adorable. ¿Crees que me expondré de esa manera, mon amour? Mejor hablaré de lo duro que te pones al verme con una falda pequeña como si fueras un puberto, los berrinches que llegas a hacer por colocar tu polla entre mis pechos o, mejor, las veces en que estamos en lugares públicos y ruegas por estar dentro mío, sin follarme precisamente. Eres un descarado. Te daré todo de mí, así que espero que puedas recibirlo.

Resulta bastante conveniente que te encuentres repitiendo una y otra vez lo prohibido que tengo acercarme a otros cuando dejas que las mujeres se tiren sobre ti sin límites de por medio, estás bastante equivocado si crees que luego de esto me tendrás a tu disposición cuando lo desees. ¿Te gusta tocar mis nervios? ¿Esa es tu manera de ponerme a prueba? Porque, por cada confesión que recibas o cada porrista que vea colgada de tu brazo al finalizar tus partidos, seré la primera en acercarme a tus compañeros y dejar que me toquen mientras les pregunto si necesitan que atienda sus necesidades o, en el mejor de los casos, entraré al salón del profesor de Francés para que enseñe todo lo que él desee mientras me ofrece un asiento en su regazo. Parece que las reglas tendrán que cambiar si deseas sentir cómo te tomo con mi boca. Míralo de esta forma: comienzas a dejarles en claro a todas aquellas que tan siquiera piensan en ti de otra forma más que un amigo o la famosa estrella de Davenport o te despides de todo lo que está relacionado conmigo, mon amour, y me conoces lo suficientemente bien como para saber que estoy siendo sincera.

Tú estás en el lado equivocado si piensas que puedes venir a reclamar tu premio luego de que vayas por ahí coqueteando con otras mujeres. ¿Te pones celoso de tus propios compañeros de equipo? Piensa en grande, no quieres que estén heridos y yo no quiero que se vean perjudicados a la hora de jugar por algo tan grave como un corte en el rostro. Además, cuando te tengo que curar a ti no escucho muchas quejas, aprende a compartir mis increíbles habilidades con los demás. ¿Qué le harías al pobre profesor, mh? No seas cruel con él. Háblame de ese propósito, veamos si puedo arreglar tu humor.

Ese orden siempre se ve alterado cuando llegas de tus prácticas todo sudoroso en busca de un premio, así que respeta mis fases. Mira quién lo dice, con esos ojos tan bonitos que tienes podría ponerme de rodillas, mon amour (espero que te guste mi francés o deberé pedirle lecciones a nuestro profesor).