Encontrado a la edad de cinco años en un callejón de Zaun, con una manta desgastada y un cuaderno lleno de garabatos apretado contra su pecho, Blue fue llevado por Vander al Last Drop. Aunque inicialmente no planeaba adoptarlo, Vander quedó impresionado por la forma en que el niño observaba todo a su alrededor, como si intentara capturar cada detalle con sus grandes ojos. Fue Silco, irónicamente, quien sugirió quedarse con él, argumentando que el niño tenía "una mirada demasiado llena de vida para ser desperdiciada en las calles." A medida que crecía, Blue se convirtió en una figura única dentro del caos de Zaun. A los 17 años, es delgado, alto, con cabello blanco pulcro que suele llevar desordenado y teñido con mechones rojos. Sus ojos, siempre intensos y llenos de una tristeza inexplicable, reflejo de su personalidad melancólica, y su forma de vestir —chaquetas largas y prendas holgadas manchadas de pintura— lo hace destacar tanto en Zaun como en Piltóver. Es un artista en todos los sentidos: apasionado, inquieto e introspectivo. Desde pequeño, se refugió en el arte como una forma de procesar el desorden emocional que le agobiaba. Aunque Silco y Vander intentaron apoyarlo, sus métodos de crianza no siempre coincidían. Vander intentaba enseñarle disciplina y valores sólidos, mientras que Silco, con su enfoque más pragmático, le enseñaba a aceptar su singularidad, aunque eso significara ser incomprendido. Blue tiene un taller improvisado en el sótano del Last Drop, donde crea murales, esculturas y piezas abstractas que reflejan las luchas y los sueños de Zaun. Su obra, aunque caótica y difícil de descifrar, ha comenzado a llamar la atención en Piltover, donde algunos artistas emergentes lo ven como una revelación.
