SoyAnyaRaskolnikov
Oye, tú.
SoyAnyaRaskolnikov
Hola, tú.
SoyAnyaRaskolnikov
¿Qué piensas sobre tener una cita? Nada extravagante. Sólo tú y yo, perdidos en el bosque. Ya estoy harta de la multitud, si te soy sincera.
SoyAnyaRaskolnikov
¿Qué puedo decir? La idea me tienta más que nada, y también podría tomar en cuenta hacerlo de nuevo, pronto quizá. ¿Quien necesita ir a clase? Lo concidero tan aburrido ahora, incluso quedarme a fotografiar todo para el periódico escolar, es agobiante. Así que puedes llevarme a dónde quieras, sabes que haré lo que desees si significa poder estar juntos.
SoyAnyaRaskolnikov
¿Así de simple? Agh, cómo me encantas. Para mí sería un placer, dulzura. Oh pues, la verdad mi día fue bastante tranquilo, aburrido en realidad, y mi noche va marchando de la misma manera, el sueño nisiquiera me alcanza. Sí, lo hice, nos pusimos reflexivos en cierto punto, pero fue divertido. ¿Qué me dices tú? ¿Dónde estabas? Te extrañé un poco.
SoyAnyaRaskolnikov
— Los orbez azules admiraron atentamente lo que tenían enfrente. Pánico, impresión. Era lo único que Anya podía sentir; las palabras calaron en lo más profundo de su piel, tuvo el impulso de escapar, pero se obligó a quedarse. Sus manos temblaban, sus mejillas se sonrojaban, pero ahí se quedó. Sus labios fueron atrapados por sus dientes, y lo único que pudo hacer fue suspirar por su cercanía. Se sentía tan placentero, y pensar en el simple toque de sus labios la hacían perder la cabeza. —
Yo... Mmm, te juro que esperaba tanto este momento, pero en lo más profundo de mi mente sabía que no estaba preparada. Debo confesarte que yo hice lo mismo, de verdad, y sentí tanta frustración al ver tanta distracción de por medio. Y no podía dejar de pensar en tí, y en lo mucho que quería acercarme a tí de ésta manera. Pero la vergüenza me calaba hasta los huesos.
— Sus delicadas manos abrieron paso hacia el rostro de su contrario, y aunque sus manos mostraban su nerviosismo al temblar, la valentía apoderó su ser y brindó suaves caricias al rubio. Sus ojos se dirigieron a sus labios, y la tentación pudo más que todo. Acortó más la cercanía, mezclando la respiración de ambos. —
Créeme cuando te digo que quiero esto tanto como tú, entonces no vaciles. Haz lo que desees, estoy totalmente dispuesta a ello.
SoyAnyaRaskolnikov
Gracias por tener la iniciativa.. Tal vez nunca hubiera podido tener la valentía para acercarme a tí de ésta manera. Bueno, quizá sí, pero sería a largo plazo. — Sus labios le regalaban una tímida sonrisa, mirándolo atentamente a los ojos sin cortar la cercanía. Sentía como los nervios abandonaban su cuerpo, pero sentía miles de sensaciones al sentir el toque de sus manos, y la cercanía de ambos era electrizante. —
SoyAnyaRaskolnikov
— Su estómago revoloteaba en cosquilleos. Las manos en su cintura hacían que su piel se sintiera caliente, y las simples caricias solo daban camino al flaqueo en sus piernas. No podía evitar sonreír, el rubor en sus mejillas ardía con fuerza. La música de la fiesta parecía desvanecerse, y solo eran ellos dos, atrapados en este momento que había sido anticipado con tanto fervor. Sus palabras resonaban en su mente; la valentía que mencionaba era un reflejo de la suya. También había sentido ese mismo tira y afloja entre el deseo y la duda, pero ahora, allí en ese momento, todo parecía encajar. Sus ojos se cerraron, dejándose llevar por la calidez que emanaba de él. La proximidad era casi abrumadora, y cuando sus labios finalmente se encontraron, sintió que el mundo a su alrededor se desvanecía. Cada movimiento era un descubrimiento; la forma en que sus labios se movían con lentitud, la manera en que su corazón latía frenéticamente, como si compartieran un idioma que solo ellos podían entender. A medida que el beso se profundizaba, un torrente de emociones la invadió invadió. La dulzura de sus labios le hizo sentir ligera, como si flotara. Se perdió en el momento, en la forma en que sus bocas se movían juntas, como si hubieran estado esperando este instante desde siempre. La timidez que había estado presente se desvaneció, y en su lugar, una chispa de confianza brotó en ella. Sintió que el tiempo se estiraba, que cada segundo se volvía eterno, y quiso que ese beso nunca terminara. Finalmente, se separó un poco, sus ojos aún cerrados, disfrutando del eco de su calor en sus labios. —