/observó on curiosidad y cierta admiración la sonrisa que se postró en los labios del albino ante su toque: terminó por alzar ambas comisuras, igual de divertido que él. quisiera buscarte otra excusa, pero tengo honesto y es que, además de sentir que tengo un alien dentro, es vergonzoso que digas que es tierno. me causa algo extraño en el corazón, voy a tener que demandarte como esto siga así. /entrecerró los ojos, enternecido dado el comportamiento ajeno. ¿a que se me dan bien las palabras? debería dejar el mundo de la hechicería y convertirme en escritor, creo que sería mucho más triunfante... ¡tengo futuro! ¿eh? ¿¡có— cómo voy a hacer eso, boshi!? que mal, imagina que un día vengo y te digo "niño albino, dame tu mano que me la voy a comer para comprobar si es dulce". ¿eres bueno de verdad? entonces tendremos que quedar para cocinar algo, siempre quise preparar pasteles de fresa y nata pero nunca fui capaz de hacerlo por mi propia cuenta, creo que porque no sé usar la manga pastelera ¡me vas a enseñar! uhm... que oferta tan tentadora; creo que la tomaré, cuando mi estómago siga rugiendo en búsqueda de cosas azucaradas, tomaré un pedacito de boshi. /arqueó una ceja y lo señaló, como si quisiera incriminarlo. ¿¡hacías guerras de cosquillas con tu papá y no me lo habías dicho!? ¡esto no puede ser! soy campeón de guerra de cosquillas, ya lo verás... /llevó ambas de sus manos al estómago impropio para hacerle cosquillas, en un intento por desviar la timidez que se había hecho presente en él una vez ejecutada su propia acción. al separarse, suspiró. no lo sé, desayunar dulce no es muy bueno, o eso dice mi tía... ¿a ti?