La niña más preciosa de mis ojos (y del mundo entero). No volveré a dejarte un segundo más fuera de mi vista, o rodeada de hombres que ni siquiera saben reconocer su lugar —no es una indirecta para tu hermano—. Anda, hazme feliz y di que echas de menos nuestros días encerradas en el centro comercial para tener una excusa y salir por unos segundos del teatro.