Nacido en Mónaco, Caleb Lefebvre creció rodeado de velocidad. Desde los 6 años, su pasión por los coches lo llevó al karting, donde comenzó a competir en las estrechas y rápidas pistas locales. Pronto, su habilidad natural para el manejo y su capacidad para leer las carreras lo hicieron destacar, atrayendo la atención de equipos de mayor nivel.
A los 18 años, tras una exitosa temporada en la Fórmula 3, Ferrari lo fichó para su academia de jóvenes pilotos. Caleb, con su estilo agresivo pero controlado, rápidamente demostró que tenía lo que se necesitaba para llegar a la Fórmula 1. A los 22 años, se convirtió en piloto principal de la Scuderia Ferrari, logrando el sueño de muchos, pero pocos alcanzan.
En su primer año con Ferrari, Caleb mostró su valía, consiguiendo victorias importantes, y fue en el Gran Premio de Mónaco, su hogar, donde alcanzó su primer podio en la Fórmula 1. Esa victoria, ante su gente, solidificó su estatus como la nueva joya de Ferrari. Con su precisión y valentía al volante, Caleb Lefebvre no solo ganó carreras, sino también el respeto de sus compañeros y fanáticos.
Con el tiempo, Caleb se convirtió en el rostro de Ferrari, un piloto joven con un futuro brillante, dispuesto a llevar al equipo italiano de nuevo a la cima.
