más que quererte, te odio,
y bien, tú ganas, también
te quiero, poste. — añadió
la última palabra divertida,
suspirando con profundidad
y al darse cuenta de la
cercanía de ambos cuerpos, decidió
separarse con rapidez del abrazo.
Por dentro, se había sentido demasiado
extraña al momento de hundirse en
tan dulce y acogedor abrazo, pero,
algo dentro de ella misma no encajaba
y necesitaba tiempo a solas para
averiguarlo. — ¿y tu madre, cómo está?
ella aún me sigue escribiendo, ¿y sabes?
la adoro, siempre es tan detallista.