¡Chase, Chase! ¡El consejero más increíble que ha pisado este campamento en años! ¿Cómo está nuestra estrella brillante? — La joven rubia se acercó con una energía desbordante, sus ojos resplandeciendo de emoción mientras le dedicaba una gran sonrisa. — No vas a creer lo que escuché... ¡Algunas campistas nuevas no dejaban de hablar sobre lo guapo que eres! Parece que ahora eres la ensoñación de todo el campamento. ¿No es gracioso? Aún recuerdo cuando nosotros éramos los nuevos y mirábamos a los mayores como si fueran leyendas vivientes. Y mira ahora, ¡eres tú quien tiene a todos suspirando! — Con un gesto lleno de cariño, sacó un pequeño sobre de galletas y se lo tendió con entusiasmo, como si estuviera entregándole un tesoro. — ¡Oh, casi lo olvido! Mi mamá las hizo especialmente para ti. Se supone que Chris debía dártelas, pero terminé guardándolas en mi maleta sin darme cuenta. ¡Ups! Chris y yo le contamos lo genial que eres, y ella decidió que merecías un dulce regalito como muestra de gratitud por tu amistad. ¿No es tierno? Espero que te gusten mucho, están hechas con todo el amor del mundo. Pero bueno, dime... ¿tienes alguna novedad? ¿Alguna aventura emocionante, un romance secreto… tal vez? — Se inclinó un poco hacia adelante, sus ojos chispeando de curiosidad. — ¡Vamos, soy toda oídos! Y sabes que me encanta escuchar cada uno de tus relatos.