Perseus siente el calor de las manos de Daemon en su cintura y su corazón late más rápido. Se aferra a él con fuerza, dejándose llevar por la intensidad del momento.
—Esto es perfecto, —murmura entre besos, su voz entrecortada por la emoción—. Nunca quiero que termine.
Se inclina un poco más, profundizando el beso, sus dedos entrelazándose con el cabello de Daemon. Cada caricia, cada roce, lo hace sentir más conectado, como si el mundo a su alrededor se desvaneciera, dejándolos solo a ellos dos.