SoyDaryaReynoldsBMR

—El pasillo de la torre estaba casi a oscuras cuando los pasitos de Darya comenzaron a sonar, pequeños y temblorosos, como si cada uno fuera un intento fallido de no llorar, arrastraba su mantita verde la que Yelena siempre le ponía encima cuando se dormía mientras sus ojitos húmedos buscaban desesperadamente una figura familiar. —¿A… ami…? —preguntó bajito, la voz quebradita, como si le doliera hablar, el silencio fue su respuesta. Darya tragó aire con dificultad, su labio inferior empezó a temblar, Yelena siempre iba cuando la llamaba, incluso cuando estaba ocupada, su voz aparecía rápida, segura, cálida. Pero ahora… nada.—
          	
          	¿Ami…? Ami… —lo repitió con un hipo, la mantita cayendo de sus manos mientras el miedo le subía por el pecho, dio un pasito hacia el cuarto… otro hacia el pasillo contrario… sin saber a dónde ir, el eco de sus propios pasos le sonó enorme, más fuerte que ella y el miedo se volvió demasiado grande para guardarlo. —¡¡Aaaamiii!! —gritó, un chillido agudo, desgarrado, el sonido rebotó en las paredes frías, devolviéndole su propio llanto.
          	
          	—Ella se apretó los bracitos contra el pecho, respirando rápido, cada vez más angustiada. —Ami… no ta… —susurró con la voz rota, entonces buscó al único otro nombre que podía salvarla —A… a… api… —intentó, pero se le ahogó la palabra al llorar.
          	Tomó aire, tembló y volvió a intentarlo con todas sus fuerzas—: ¡¡APIIII!!
          	
          	—Su llanto llenó la torre, rebotando por los pasillos, haciendo que todo pareciera aún más grande, más vacío, más ajeno. Caminó tambaleante hacia el área común, arrastrando la mantita que había recogido del piso sin darse cuenta —A-api… api… —seguía murmurando entre hipo y hipo, ya cansadita, ya sin fuerzas para gritar más— Darya se dejó caer sentadita en el suelo, el piso frío bajo sus piernas, abrazándose ella misma con desesperación. Tenía la carita empapada, la respiración cortada. — Api… porfavó… —susurró, agotada, casi sin voz.

SoyMikhailRBelova

Ow mi amor —Tomó a la bebé en sus brazos y ocultó sus  propias lágrimas para no hacerle llorar más a la pobre bebé .  limpió las lágrimas con su pañuelo con suavidad. 
          Ya volverá mi niña solo es cuestión de esperar que ella termine de agarrar a los malos y pegarles –la abrazó contra su pecho.
          No llores¿ si? O mamá estará muy triste 

SoyDaryaReynoldsBMR

—El pasillo de la torre estaba casi a oscuras cuando los pasitos de Darya comenzaron a sonar, pequeños y temblorosos, como si cada uno fuera un intento fallido de no llorar, arrastraba su mantita verde la que Yelena siempre le ponía encima cuando se dormía mientras sus ojitos húmedos buscaban desesperadamente una figura familiar. —¿A… ami…? —preguntó bajito, la voz quebradita, como si le doliera hablar, el silencio fue su respuesta. Darya tragó aire con dificultad, su labio inferior empezó a temblar, Yelena siempre iba cuando la llamaba, incluso cuando estaba ocupada, su voz aparecía rápida, segura, cálida. Pero ahora… nada.—
          
          ¿Ami…? Ami… —lo repitió con un hipo, la mantita cayendo de sus manos mientras el miedo le subía por el pecho, dio un pasito hacia el cuarto… otro hacia el pasillo contrario… sin saber a dónde ir, el eco de sus propios pasos le sonó enorme, más fuerte que ella y el miedo se volvió demasiado grande para guardarlo. —¡¡Aaaamiii!! —gritó, un chillido agudo, desgarrado, el sonido rebotó en las paredes frías, devolviéndole su propio llanto.
          
          —Ella se apretó los bracitos contra el pecho, respirando rápido, cada vez más angustiada. —Ami… no ta… —susurró con la voz rota, entonces buscó al único otro nombre que podía salvarla —A… a… api… —intentó, pero se le ahogó la palabra al llorar.
          Tomó aire, tembló y volvió a intentarlo con todas sus fuerzas—: ¡¡APIIII!!
          
          —Su llanto llenó la torre, rebotando por los pasillos, haciendo que todo pareciera aún más grande, más vacío, más ajeno. Caminó tambaleante hacia el área común, arrastrando la mantita que había recogido del piso sin darse cuenta —A-api… api… —seguía murmurando entre hipo y hipo, ya cansadita, ya sin fuerzas para gritar más— Darya se dejó caer sentadita en el suelo, el piso frío bajo sus piernas, abrazándose ella misma con desesperación. Tenía la carita empapada, la respiración cortada. — Api… porfavó… —susurró, agotada, casi sin voz.