Claro que puedes, le encantan los terrones de azúcar. Y podemos dar un paseo con él después — empezó a cepillarle suavemente el cabello, sonriendo por el espejo — tengo algunas guardadas por ahí, podremos jugar todo lo que quieras, pequeña.
Yo tengo un gato y tu tío Rhys un perro. También tengo un caballo que algún día te llevaré a conocer — sonrió tomando el cepillo para sentarla — y podemos ponerte una corona, así eres toda una princesa.
Oh eso también es bonito, los animalitos van a quererte mucho por cuidarlos tanto. Claro, ven conmigo y te peinare como quieras, como una pequeña princesa.
Tu tía Dels me peinaba a mi cuando tenía tu edad, a ella y a tu madre siempre se le han dado bien esas cosas. Podemos disfrazarte como Elsa de la segunda película, ella tiene el pelo suelto ¿verdad? aunque igual estarías preciosa.
La pelinegra se encontraba revisando unos papeles hasta que escucho la voz de su hija. — claro que si, princesita. — dejo los papeles aún lado para prestar atención a su hija.
— lo somos, amor mío. — la pelinegra sonrio al verlas juntas. — que te parece si le ponemos pijamitas a tus hermanitos también? Y cuando se duerman vemos películas las dos juntas