Rumplestiltskin tomó la decisión de llevar a Drea con ellos a Storybrooke. Cuando Killian envenenó a Rumplestiltskin y todos se dirigieron al pueblo en el barco, ella también embarcó en esa travesía. En Storybrooke, Drea no tardó en conocer a Regina. Al comprender la situación de Cora, logró establecer una conexión con la reina, volviéndose cercana a ella durante el tiempo que compartieron en el pueblo.
La muerte de Baelfire dejó a Dreaxie sumida en la soledad y el dolor. La pérdida de su protector la dejó en una encrucijada emocional, buscando consuelo en un mundo que de repente se volvía más frío y desafiante. En medio de ese desamparo, Regina emergió como una figura materna inesperada. Dreaxie, que ya había conectado con Regina durante su estancia en el pueblo, encontró en ella un refugio ante la adversidad. Robin no tardó en convertirse en una parte fundamental de la vida de Regina. Su conexión se fortaleció rápidamente, y juntos, junto con Dreaxie, formaron una familia que resistió incluso los desafíos impuestos por el plan de Zelena.
Cuando se embarcaron en la peligrosa misión al Inframundo para rescatar a Killian, Dreaxie se encontró con la revelación de quién era su padre. Sin embargo, a pesar de conocer la verdad, decidió guardar ese conocimiento para sí misma, compartiéndolo solo con Regina. Firme en su decisión, optó por no establecer una relación con él y continuó su vida con sus nuevos padres adoptivos. La devastación golpeó con fuerza cuando, después de la muerte de Robin, Dreaxie se vio sumida en la angustia. La pérdida de su padre adoptivo, uno de sus ejemplos a seguir, marcó su segunda experiencia dolorosa. Aunque la ausencia de Robin pesaba en su corazón, Dreaxie estaba decidida a honrar su memoria y seguir adelante, convencida de que no defraudaría el legado de su padre, incluso en su ausencia.