Droe,
A veces me cuesta decidir si tú eres una tormenta embotellada o un eclipse con sonrisa prestada. Pero lo que sí sé es que nunca te he mirado como te mira el resto. Nunca me interesó la fachada del chico que lanza bromas para cubrir temblores internos.
Sé lo que es fingir que todo está bien para que el mundo no mire dos veces. Por eso, cuando te veo silenciarte en medio de multitudes, no me preocupo. Te entiendo. A veces, el silencio es más honesto que cualquier frase ingeniosa.
No escribo esto para que dejes de esconderte. Eso sería como pedirle a una estrella fugaz que se quede quieta. Lo escribo porque quiero que sepas que yo sí veo las partes que nadie más nota. Veo al Droe que piensa demasiado, que siente más de lo que admite, que camina con la guardia en alto incluso entre amigos.
Y está bien, hermano de sombras. No necesitas explicarte. Pero si algún día esa máscara se te vuelve pesada, aquí estoy. Corriendo entre dimensiones, sí, pero con espacio para ti. Sin preguntas. Sin juicios. Solo yo, recordándote que tu dolor no te hace menos, y tu risa no te hace invulnerable. Te hace humano. Te hace tú.
Y eso, por sí solo, ya vale el multiverso.
— Arazul