Leigh & Milly’s

Muy buenos días para ti, dulzura. ¿Tu? ¿Acercándote a la calvicie? No me hagas reír, si hasta envidia le tengo a tu cabello, lo cual me recuerda que nunca me pasaste los tips para tenerlo así de brillante. Estaré esperando esa funa (no con muchas ansias). Pase el día de maravilla, Adam esta de regreso y mas feliz que un capullo no puedo estar. Quisiera decir que si pero no, hubiese dormido como un bebé si no fuese por el frío que me dio a mitad de la noche. ¿Qué hay de ti? ¿Todo bien? ¿Descansaste?.

VEN.

ES BROMA, ELI.

Tira ideas.

Que las abra para ti, dices. Sí, señor.

Buenas tardes, cariño.

Me gruñes a la próxima.

Y a ti te parece no utilizarlos... ya mejor di que tienes deseos de que aquella miopía —o astigmatismo— empeore y no te regañaré. ¡Puedes compartirla conmigo! Prometo que no soy como esos cinéfilos que te atacan directamente a la yugular si no mencionas una película en blanco y negro con duración de cuatro horas al hablar de obras cinematográficas increíbles. No juzgo. Y si es una obra desastrosa, nada más cuchichearé sobre tus pésimos gustos.

Se dice hola, buenos días.

Queti. 

Entonces.

Buena decisión.

Olvidas que no tenemos los mismos enemigos, Torrence; recoge ese egocentrismo que te queda absurdo, porque tampoco cuentas como uno para mí. Mis mierdas son solo mías, por lo que no haré cosas a la expectativa tuya ni de los demás. Considera discutir con una pared que sí desee escucharte hablar.

¿Contigo? Siempre.