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Por cierto, ¡buenos días, Elio! ¿Cómo te encuentras?

De verdad. Más que raro yo diría controlador pero no soy quien para opinar. Tengo muy grabadas las palabras de mi padre diciendo que debemos tener el control de todo hasta lograr la perfección. Sigo pensando que no existe pero no planeó cambiar mi lema.

Es raro encontrar a alguien que le guste el orden. Más para mí que me encanta mantener todo en orden así que me caería bien tener a alguien así como amigo.

Por eso deberíamos llevarnos bien. Dos amigos que les gusta el orden y todo eso igual a una amistad Interesante.

Agradezco la bienvenida, Dra Rachel. Así es, estoy aquí para ayudar y hacer adecuadamente el deber de presidente estudiantil. Es un placer estar aquí para coordinar y aliviar la carga de la administración. Se lo agradezco.

Elio veía estas interacciones como una forma de llenar el vacío que sus padres habían dejado. Los secretos que acumulaba sobre sus compañeros y las decisiones oscuras que tomaba en el consejo estudiantil eran, para él, una manera de afirmarse como alguien capaz de controlar lo que otros no podían. Su vida, aparentemente perfecta, estaba en realidad plagada de un conflicto interno. A veces, en los momentos más oscuros, recordaba los días en que solo quería que sus padres lo miraran con amor y no como un proyecto más de sus vidas.
            
            El incidente en la piscina, las ausencias constantes y el desinterés de sus padres son fantasmas que siguen marcándolo. Aunque Elio es ahora una figura temida y respetada en la escuela, en el fondo, aún lucha con el niño vulnerable que casi se ahoga no solo en agua, sino en la indiferencia de su familia. Este conflicto interno es una bomba de tiempo que podría llevarlo a la redención o a hundirlo aún más en la oscuridad.

Un evento que marcó profundamente a Elio ocurrió durante unas vacaciones familiares en Sicilia, cuando tenía doce años. En un descuido, cayó en la piscina de la mansión junto a la playa y casi se ahoga. Nadie en su familia estaba cerca para ayudarlo, y fue un trabajador doméstico quien finalmente lo rescató. Este incidente no solo lo llenó de miedo hacia el agua, sino que también cimentó su sensación de abandono. Sus padres, en lugar de mostrar preocupación, simplemente culparon al personal de no supervisarlo correctamente, ignorando el hecho de que nunca le habían enseñado a nadar. Desde entonces, Elio desarrolló una relación aún más distante con ellos, concluyendo que su bienestar nunca había sido realmente importante.
            
            La mudanza a Manhattan marcó un antes y un después en su vida. Aunque la mansión familiar era enorme y lujosa, cada rincón parecía más vacío que el anterior. En la adolescencia, los tutores privados y las actividades extracurriculares siguieron reemplazando cualquier interacción familiar significativa. Su intelecto y carisma natural le permitieron adaptarse rápidamente a la élite, pero algo en él ya estaba cambiando. Poco a poco, su resentimiento creció, y la amabilidad que lo había caracterizado de niño comenzó a convertirse en una máscara cuidadosamente construida para ocultar un vacío emocional y una creciente sociopatía.
            
            En Constance Billard School, Elio se destacó rápidamente como un prodigio. Sus notas sobresalientes y habilidades para el liderazgo lo llevaron a convertirse en presidente del consejo estudiantil y miembro destacado de clubes como el de debate. A ojos de todos, era el epítome de la excelencia. Pero detrás de esa fachada, Elio manipulaba, chantajeaba y controlaba a quienes lo rodeaban. Utilizaba la influencia de su padre en la CIA y el Pentágono para intimidar a estudiantes y profesores por igual, construyendo una red de poder que nadie se atrevía a desafiar.

☆  ִ   ۫   ˒˒ ⠀nobody sαıd ıt wαs eαsy, no one ever sαıd ıt would be thıs hαrd.⠀ ܸ ♡゙  ꜝꜝ
            
            Elıo John MαcMıllαn⠀──⠀Elio John MacMillan nació en el corazón de una familia que parecía tenerlo todo: riqueza, conexiones y prestigio. Desde muy pequeño, su vida estuvo diseñada para alcanzar estándares inalcanzables. Su padre, Silas McMillan, un hombre frío y metódico, era un agente clave para la CIA y el Pentágono, mientras que su madre, Margaery Barebone, destacaba en el competitivo mercado de bienes raíces de lujo. Ambos, aunque relativamente jóvenes, estaban más enfocados en consolidar sus carreras que en formar un vínculo emocional con su hijo. Esto convirtió a Elio en un accesorio más en sus vidas: alguien a quien moldear, pero nunca realmente amar.
            
            Durante sus primeros años en Edimburgo, Elio era un niño alegre y soñador. Harlow Roedean School fue el escenario de sus primeros logros: sobresalía en robótica, dominaba el violín y el piano, y su habilidad para aprender idiomas desde chino hasta alemán, le valió el apodo de “El chico de las mil lenguas”. Sin embargo, cada reconocimiento que recibía solo reforzaba el patrón de desinterés de sus padres. En lugar de asistir a sus eventos o compartir tiempo con él, le enviaban mensajes impersonales o regalos costosos. A medida que crecía, empezó a notar que todo lo que hacía era visto más como un logro que como una expresión de quién era realmente.