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¡Oh, querido mío, cómo no halagarme cuando escucho sus palabras! ¿Como estas?, y sí, has notado la presencia de humanos en el teatro. ¿Verdad que es fascinante? Madame Musot ha sido muy considerada con su recomendación. Los humanos, sobre todo los niños, poseen cuellos tan hermosos y únicos.

Ulala Signor francese
            
            Mucho gusto, me llamo Felicia 

Ahora, en los años 70, es un ícono de la escena teatral alternativa. Su rostro pintado, su bigote retorcido y su mirada intensa son su marca personal. Nadie sabe que la palidez no es maquillaje, que la eterna juventud no es un truco de luces. Su fama lo protege, pues en una era donde el arte y la extravagancia están en auge, nadie cuestiona su extraña apariencia.  
            
            A pesar de su éxito, Borisov vive entre el deseo y el tormento. Aunque puede manipular la mente de los mortales para alimentarse sin ser descubierto, nunca ha dejado de sentir la punzada de la inmortalidad. Su corazón aún late en cada interpretación, en cada monólogo, pero su alma está condenada a vagar por el mundo del espectáculo sin fin.  
            
            A lo largo de los años, su nombre ha cambiado, pero su esencia sigue intacta. Ha actuado bajo distintas identidades en París, Londres, Berlín y Nueva York. Se ha presentado en cabarets, teatros de vanguardia y compañías experimentales. Se rodea de artistas, poetas y músicos, absorbiendo la esencia del arte para olvidar, aunque sea por un instante, que ya no pertenece al mundo de los vivos.  

En los vibrantes años 70, donde la decadencia y el exceso dominan el arte, existe un actor de teatro que nunca cambia, que deslumbra con su presencia etérea y un maquillaje que esconde más de lo que revela. Su nombre es Emcee Borisov, un enigmático artista francés de ascendencia rusa que lleva 67 años atrapado en un cuerpo de 23.  
            
            Nació en 1910 en París, hijo de una familia aristocrática venida a menos tras la Revolución Rusa. Desde niño mostró un talento innato para la actuación, y a los 23 años consiguió su primer papel importante en un teatro underground, donde interpretó a un maestro de ceremonias excéntrico y seductor. La noche de su debut, entre los aplausos de un público fascinado, un vampiro lo eligió como su próxima obra maestra.  
            
            El misterioso inmortal que lo transformó vio en él un potencial eterno. Lo convirtió en una criatura de la noche, atrapándolo para siempre en la edad en que brilló por primera vez en los escenarios. Desde entonces, Emcee Borisov ha sido un actor inmortal, ocultando su frialdad con maquillaje dramático y vestuarios excéntricos.