Érika Stormborn nació el 31 de octubre de 2002 en Edimburgo, Escocia, hija de Hades, el dios del inframundo, y una pianista humana llamada Évelyne Stormborn.
Desde temprana edad, mostró una conexión inusual con la muerte: podía sentir la presencia de espíritus y, a veces, comunicarse con ellos, lo que la llevó a ser rechazada y temida por los demás niños de su entorno. Su madre, aunque profundamente amorosa, nunca pudo comprender del todo la naturaleza sombría de su hija, pero siempre la apoyó hasta que falleció en un accidente cuando Érika tenía 10 años. Este evento traumático la marcó para siempre, pero también fue el momento en que Hades intervino, enviándola a Halfblood Lake.
Érika tiene una personalidad extravagante, sarcástica y teatral, lo que le da un aire tanto inquietante como fascinante. Su humor es oscuro y, a menudo, se divierte confundiendo o provocando a los demás con comentarios crípticos o bromas macabras, disfrutando del caos que deja a su paso. A pesar de su inclinación hacia lo siniestro, es leal a quienes logran ganarse su confianza, aunque este círculo suele ser reducido debido a su naturaleza desconfiada. Abiertamente lesbiana, no teme expresar su atracción hacia otras chicas del campamento, coqueteando de forma juguetona y mordaz, pero rara vez permitiendo que alguien se acerque lo suficiente para conocer su lado más vulnerable.
Entre sus pasatiempos, disfruta componiendo música en secreto, una habilidad que heredó de su madre, y paseando sola por el bosque para hablar con las almas perdidas que encuentra. Tiene una fascinación por la literatura clásica y los cuentos góticos, en los que busca inspiración para las historias que escribe en su cuaderno personal. Es una combatiente temible, prefiriendo usar una guadaña forjada con hierro estigio, aunque también domina el uso de dagas y cadenas envueltas en sombras.