⠀ Glafira Antonov, mejor conocida como Gala, dirige un salón de estética en California bajo el nombre Star Walker, donde interpreta a la perfección el papel de una mujer excéntrica del mundo de la moda. En el escaparate es todo brillo, peinados imposibles, uñas que parecen piezas de arte y una presencia magnética que confunde a cualquiera. Pero la real Star se mueve por debajo de esa fachada: Gala no es más que una espía del gobierno ruso infiltrada en Estados Unidos, enviada a rastrear a los peces gordos que viven cómodamente en territorio norteamericano y creen estar a salvo.
⠀ Pelucas, prótesis, cambios de armario y acentos son su mantra diario, su culto y ritual. Cada uno de esos elementos es una llave que abre una puerta distinta. Para Gala, el disfraz es un idioma; la identidad, un traje que se quita y se pone sin pestañear. Y en ese terreno, ella es un camaleón perfecto, una artista del engaño que se diluye en cualquier entorno sin ser detectada. Mientras que su hermano Dmitri es pura fuerza bruta, la imagen del soldado que jamás se quiebra, ella es todo lo contrario: un espejismo calculado, un reflejo seductor de lo que los demás quieren ver o necesitan ver. Se adapta a ellos con la sensualidad precisa y el sigilo venenoso de una víbora: letal, silenciosa, inevitable.
⠀ Al final del día, Gala siempre obtiene lo que busca. Archivos clasificados, copias de seguridad escondidas detrás de contraseñas imposibles, la dirección exacta del traidor ruso que vive disfrazado de padre de familia bajo un nombre inventado. Su talento no está en la violencia, sino en la precisión quirúrgica con la que desarma a la gente sin tocarla, hasta que le entregan todo por voluntad propia.
