Tres días sin sueño era un martirio para cualquiera, mas para Aleksandr que tenía los nervios de punta, sentado en su oficina con Miranda y Cavalier frente a él, observándolo en su peor momento; ojeras que predominaban bajo sus ojos azulados, piel pálida, cabello desordenado y físicamente deplorable mientras tomaba un vaso pequeño de whisky. Había hecho de todo para encontrar a la mujer, y no sabía que más hacer. — Cierra todo. Todo, aeropuertos, fronteras, puertos, paradas, vías, cierra cualquier escape que pueda tener el hijo de puta de Briskin. — Ordenó con un nudo en su garganta que se había hecho usual. "Causarás un caos." Dijo Cavalier, a lo que él respondió tomándole de la camisa agresivamente. — ¡La quiero aquí! ¡Ahora mismo! Prepara camiones y todo el arsenal que tengamos, vamos a ir a la casa de los Briskin y vamos a encontrarla. Si voy a morir quiero que sea con ella.
Y así fué. Alrededor de la media noche, su equipo ya estaba afuera de la mansión de los Rusos, la cual empezaron a atacar con balas mientras Aleksandr se adentraba a la mansión y se dirigía al sótano, donde encontró una americana hecha un mar de lágrimas, a la cual desató con rapidez mortal y miró un par de segundos, para después besar capturar sus labios en un beso largo y dulce. — Perdóname, Gwen. Perdóname, lo siento tanto. De verdad perdón. — La tomó en un abrazo fuerte, mientras trataba de contener las lágrimas en sus ojos azules, hasta que escuchó unos pasos desde arriba, a lo que se escondieron, hasta ver a Miranda sonriendoles. "Ya podemos salir, Aleksandr. Creo que está limpio.", Asintió y se llevó a la mujer arriba donde salieron al inmenso patio tranquilamente, Alek pasando un brazo por su hombro de manera protectora, hasta que un sonido de bala estalló en sus oídos, y todo fue como un pestañeo.
