¿Quién dice que debo llevar una vida tranquila? No, cielo. Te extrañé como te no haces una puta idea, mira lo preciosa que andas. Aún sigo metido en los problemas de mierda que me viven rodeando, vine para cuidarte a ti y a los otros cabroncitos de los maricas de los Rockefeller y Broussard.
No entiendo porque te sorprende.
No tengo tiempo y tampoco pienso
desperdiciarlo discutiendo con tus
hermanos. Por el momento no he
visto a todos ellos, más que a tus
hermanas. Y sí, todo bien, de maravilla
para mí, ¿Tú qué tal?
¿Por qué sería sarcasmo? Claro que
con tus hermanos jamás me comportaría
de tal manera. Es que ustedes son tan
lindas que me es imposible no tratarlas
así. Espero que te haya quedado claro
en que no es sarcasmo, amor.
Mi estrella más brillante, sé más que bienvenida por aquí. No dudes en avisarme si algún idiota intenta sobrepasarse contigo, invitame a ver cómo lo pateas en las bolas, será una situación muy divertida de ver. Te extrañé, Haven.