Momentos antes de que la fémina llegara, el joven Naveen iba corriendo a toda velocidad hacia el lugar asignado con una enorme sonrisa plasmada en su rostro; ya anhelaba pasar un lindo y memorable momento con la dulce Hikari, que había despertado un enorme interés en su interior. Al llegar, tomó una ligera bocanada de aire mientras ocultaba un obsequio para la joven detrás de su ancha espalda, y a los pocos segundos llegó a divisar a la más baja, que tenía una suave sonrisa en su rostro; él, de igual forma sonrió. Al escuchar su interrogante, negó suavemente con la cabeza. ──── No, de hecho, llegas justo a tiempo. ──── formuló, para poder recorrer su vista en la silueta de la fémina, notando lo hermosa que se veía; aunque para ser sinceros, ella siempre se veía hermosa. ──── Te lo agradezco, pero no cabe duda de que tú te ves espectacular, Hikari. Y por si no lo sabes, tú siempre te ves espectacular. ──── le sonrió ampliamente, recordando que tenía algo para la joven. ──── Por cierto, tengo algo para tí. ─── segundos después de anunciar, dejó ver un hermoso ramo de diversas flores que traía entre sus manos. ──── Unas flores hermosas, para la más hermosa de todas. ──── finalizó Naveen con el corazón latiendo a una velocidad alta, entregándole el ramo. Tenía la esperanza de que lo aceptara, antes de empezar aquella velada que apenas iniciaba y que sería muy recordada por él.