— En Inazuma, entre los rugidos de la tormenta y el eco solemne de los santuarios, nació un niño al que llamaron Hikari Okami.
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— Su nombre “Lobo de Luz” fue un augurio en boca de los ancianos: un espíritu que brillaría aun cuando los cielos se oscurecieran. Desde sus primeros pasos, Hikari fue un muchacho de mirada firme y corazón tranquilo. Mientras otros niños corrían por las colinas, él prefería observar las danzas de las linternas durante los festivales, escuchando con devoción las leyendas que los sacerdotes contaban sobre antiguos lobos guardianes que protegían a Inazuma de las sombras. Quizás fue por esa reverencia natural a la tradición que, siendo apenas un adolescente, la Comisión Yashiro lo llamó a servir.
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— Su arma no es solo una lanza: es un estandarte ceremonial, grabado con talismanes de luz. Cuando desata su poder Electro, los relámpagos no estallan como tormenta caótica, sino que toman forma de lobos luminosos que corren a su lado, como si las viejas leyendas hubieran encontrado cuerpo a través de él. No camina solo. Junto a él siempre está su hermana, Sasori, de espíritu libre y risa contagiosa. Donde él representa el deber y la solemnidad, ella encarna la alegría festiva. Para él, ella es un faro, la luz que lo sostiene cuando sus propios relámpagos amenazan con consumirlo.