—El ojiverde había salido de paseo, el cabaret dónde hacía vida en esta noche había decidido no trabajar. Para Önur era una ofensa, era una noche de alta confluencia, dónde muchos clientes importantes visitaban el lugar, pero no podía hacer más.
Todos habían decidido ir con sus familiares, ¿Pero que había de pasar con aquel joven? Aquel que en la antigüedad quizás hubiese Sido un Pasha, un Bey, o incluso un Sehzade en su tierra natal, pero ahora era un simple cabaretero más que se entregaba por un par de billetes.
Caminaba por las frías calles del pueblo, abrigado y encapuchado por aquella prenda de color negro, definitivamente un dolor invadía su corazón... La soledad se hacía presente.
Pero caín luchaba con Önur, diciéndole que no era importante, que debía descansar, pues era un día como los demás.
Luego de un rato de andar y andar, se sentó en una banca, fría y llena de soledad.—
