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Repito, ¿qué quieres? Ya tengo que hacer las compras.

¿Qué quieres?

... Había encerado el piso. Las manos de Ishuroth están ligeramente frías, detalle que Tōji percibe enseguida y le hace cerrar los ojos poco a poco.
            
            Los arrebatos le duran poco, pero los tiene. Al final termina abriendo los ojos y mirando fijamente al contrario. En el aire hay una dulzura inquietante. Refunfuña antes de encararlo:
            
            —¿Ya no sabes a quién joder, eh? Se llama Kenshi. —Al menos eso se lo concede, así como un espacio en su regazo cuando separa sutilmente las piernas.
            
            Y por supuesto que quita el móvil de en medio. Lo desbloquea y se dirige a la función del traductor, porque eso recuerda como se hace. Si le habrá dado uso en el pasado.
            
            "He's my dog. He eats a lot", pronuncia una voz desde el móvil. No piensa ponerse en ridículo frente a él intentando pronunciar algo que no conoce, ni le importa.
            
            —Fucker —escupe, en un susurro que lo hace sonreír. Sabe lo que le conviene.

—No me interesa. —Ni siquiera le mira, está muy ocupado mirando el móvil. Intentando descifrarlo, más bien—. ¿Por qué entraste en mi casa? 
            
            Eso es lo primero. El como se lo imagina, no es idiota. Hay un perro durmiendo junto a la entrada que de guardián no tiene nada.

IMPOSIBLE QUE NO SEPAS INGLÉS. 
            @shamankller  

No sé inglés, que es diferente.

... ¿escuchas música tú?
            @shamankller  

... ¿no te gusta pitbull?
            @shamankller  

—Qué bien. —En su cabeza Pitbull no es más que una raza de perro.

soy un gran fan de ese pelón.
            @shamankller  

La pausa se prolonga. Cualquier atisbo de diversión el rostro del hombre se esfuma en cuestión de segundos. Sigue sentado, pero se gira sobre su cuerpo para enfrentarle.
            
            — ¿Cómo sabes eso? — Le escudriña con la mirada. El entorno pasa a un segundo plano.

— Toji. — Se presenta. Va a tener que darle un par de vueltas para poder recordar el nombre del demonio.
            
            Las copas no tardan en llegar. El hombre pide lo suyo, y pide lo mismo para su acompañante, que parecía hacer el mayor de los esfuerzos para mostrarse indeciso, crédulo.
            
            Si le sirven más comida por el hecho de mostrarse como una linda muchacha, empezará a tenerlo en cuenta para más adelante.
            
            — ¿Qué tiene el tipo ese para que reniegues de tu naturaleza? O tipa. — No juzga.

Está dispuesto al correr el riesgo de lo que sea que conlleve tratar con semejante ser. El futuro lo tiene sin cuidado; los días venideros no le importan. Nada le importa ya.
            
            — No eres ninguna muchacha, cosa. —Le abre la puerta del lugar y entra justo detrás. Se ganan algunas miradas recelosas que pronto resultan en rostros intimidados al ver la complexión de Tōji.
            
            Se sienta en la barra y pide unas copas. No le gusta beber, pero le ayuda a integrarse en el ambiente, verse más carismático sin ningún esfuerzo. Él se va a pedir un udon con carne.
            
            — ¿Tienes nombre?

estoy aquí.

/ besar boquita.