¡Ivella! Ha pasado mucho tiempo, y me complace verte por este lugar también. Me ha gustado bastante tu manera de definir mi presencia, debo admitirlo. ¿Y para qué hablar de la tuya? La palabra etérea te queda perfecta, como anillo al dedo. Me alegra ver que hay más de nuestra especie, me comenzaba a preocupar. Puedo decir lo mismo, aquí estaré para ti por si lo necesitas.