Él acepta con gusto dicho recipiente, cautivado por el olor de estos pancitos se apresuró a darles diente. Negó varias veces con la boca llena y tras hacer pasar el mordisco se aclaró la garganta.
Descuida entonces, Ixchel. Prefiero un chocolate caliente, pero de eso yo he de encargarme después de comerme otro de estos.