Leo.

Por supuesto que lo es, papá. Ya puedes dejar de reírte de esa forma tan extraña, suenas como ese viejo panzón con barba al que la Tía Lucy nos hizo esperar cada navidad cuando éramos niños. Sólo estaba jugando contigo. ¿Tu trabajo aburrido? A mí me parece de lo más interesante, incluso puedes seguir hablando sobre eso un poco más. O sobre lo que quieras en general, sabes que soy mejor oyente que hablador. Yo... En serio lo lamento. No quise ignorar tus cartas, o las de mamá. Tampoco las de Temari. Sólo estoy ocupado estudiando. Esforzándome para obtener la mejor calificación siempre y... No es nada. De verdad. Todo está perfecto. Yo estoy perfecto.

¡Eh! Yo te amo más. Es imposible que me ganes en eso, está comprobado por mi corazón. Puedes poner tu mano sobre mi pecho cada vez que te veo y verás qué tan rápido se acelera. Incluso soy creyente que si dejaras de mirarme, mi corazón pararía en seco, así que tampoco puedo vivir sin ti. Pruebas físicas, Potter. No puedes contra eso.

Miento si digo que no eres cool, estoy segura que, en nuestra juventud, tú reinabas la definición de la palabra. Pero las modas cambian, cariño. Creo que lo más sensato es atenernos a nuestra edad, ¿sabes? Nuestra niña ya me ha preguntado por qué te tapas la cara si no te da el sol. No pude evitar reírme, lo siento, Jamie. Nuestros pequeños son muy rápidos para el humor, toma eso como tu mayor herencia. La belleza viene de mi lado, claramente. Oh, ¿necesitas de Sirius James para defenderte, Potter? Tantos años te han ablandado, ¿eh? Peléame. Tal vez tengas (mucha) suerte y ganes esta vez.

Niños, aclaro que es broma de nuevo. Esto no es un divorcio, Temari. Amo a tu padre, lo prometo.