Por lo menos tengo el apodo de uno de los animales cuya existencia define a los felinos, cómo tigres. ───Comentó al escucharla hablar, acomodó de nuevo su postura y masajeo su cuello, algo incómodo de su posición.─── Tengo más de dos primas y hermanas en mi familia, querida, por supuesto que lo sé, haber si adivinas quién les ha enseñado a defenderse con molestarlas día tras día.
—El azabache le miró algo desafiante, a pesar de ver en sus ojos aquella rivalidad del ambiente, sentía que era una conversación con más intención de aportar información a la conversación y a su mentalidad, que el revocarla y defenderse sin argumentos honoríficos. Ella no conocía nada de él, más que algunos pequeños recuentos, en cambio hablaba con una seguridad que a él parecía herirle un poco el hecho de haberlo juzgado, pero dejó sus pensamientos negativos de lado y regresó a escucharla con cada detalle.
No he dicho que lo sean, le repito que mis hermanas no lo son, fueron educadas con un carisma y notorio interés por otras cuentas cosas. ───Lo último mencionado le causó cierta ternura, lo que formó una dulce sonrisa notoria en su rostro.─── Con todo respeto, pero no estoy interesado en más chicas, eso me hace perder algo de tiempo, aunque por lo visto... Con algunas el tiempo es más ganado que perdido. ───Fue un coqueteó indiscreto, claro estaba que bromeaba con eso, pero quería ver de qué manera lo juzgaba está ocasión, quizás «un chico que cree que todas serían suyas» o «un mal nacido que las ve cómo un trofeo», rió ante la idea y de nuevo estaba ella ahí, se estaba cansando seriamente de repetir lo mismo, de la buena manera claro está. ───