¡Sí la tienes! Y no tiene porqué ser la que acabe con mi muerte. ¡Podemos huir, Julie! Huyamos, seamos felices y digámosle adiós a este maldito reino infestado de ratas a las que no les importas tú ni tu bienestar. El bebé nunca tendrá porqué saber quién es su padre, porque su padre seré yo. ¿No lo has pensado? Las fechas coinciden, no tiene porqué ser de él, y aunque lo sea, me da igual. ¡No estás sola! Dios, ya no sé cómo decirte que da igual lo mucho que me alejes, voy a buscar siempre la forma de volver a ti. ¿Qué acabas de decir? ¡Hasta tú te confundes! Ese bebé puede ser tan mío como de tu marido, y lo sabes. No, basta. No quiero vivir en un mundo en el que tú y yo estemos así, no podría. ¿Así que eso es todo? ¿Vamos a olvidar todo lo que fuimos? ¿Me toca aprender a vivir sin ti? Porque no quiero. Y tú tampoco quieres. Vaya. Ahí ha salido la verdad, ¿no? Te arrepientes. Yo jamás podría arrepentirme. No voy a quedarme aquí a ver eso, te lo puedo asegurar. Prefiero irme a la otra punta del mundo antes que soportarlo.