Mi día iba de puta madre hasta que te vi, ¿cuál es la condena que estoy pagando? Me pregunto eso cada día. Pero bueno, mi mamá me enseñó que un saludo no se le niega a nadie, aunque ella ya no camina en el reino de los vivos, entonces... Qué más da. Jamás sabrá lo poco educado que estoy siendo contigo en estos momentos; piérdete, Hazelwood.