Ah, Kassandra Scherzer, la mujer que no solo tiene la belleza para romper corazones, sino la mente para destruir imperios. No puedo evitar admirar tu valentía… o debería decir, tu astucia. Traicionar a tu esposo, el hombre que pensaba que te tenía bajo su control, y entregarlo a las autoridades. Qué acto tan… fascinante. Aunque, claro, no me sorprende que hayas tomado las riendas de tu destino, pues parece que sabes perfectamente cómo manejar el juego en el que te has metido. Eres lo que muchos temen ser, lo que otros aspiran a ser, pero pocos logran: una mujer que sabe cómo jugar su propia partida sin importar las consecuencias. Bienvenida seas.