SoyKatsumiSawamura

Sus ojos rodaron hacia atrás al escucharlo parlotear. No le agradaba ni un poco, pero al mismo tiempo, era de las pocas personas con las que sentía que podía tener una interacción genuina, lejos de las expectativas amables y el ojo mirón de su hermano mayor. — No me conoces, para nada. Pero yo si que conozco a los tipos como tú. — Katsumi le señaló el pecho para después cruzarse de brazos, poniéndose a la defensiva. Con Kei tenía que siempre estar en ese tipo de posición, pues no sabía con que intención aterrizarían sus palabras después y debía cuidarse; estar un paso adelante. — El equipo no te necesita, tenemos grandes jugadores que anteriormente nos llevaron a competir con las mejores escuelas de Japón. Como ya te dije, sé de donde proviene esa personalidad tuya. Eres superficial, finges que no te interesan las cosas cuando en realidad piensas demasiado, y eso no te agrada. Te crees superior, que todo el mundo espera algo de ti, que te necesitan. Eres un aspirante a egocéntrico y narcisista que en realidad no es más que un inseguro que viene en un frasco de tamaño extra largo. Por lo que si, déjame reservarme el derecho a creer que eres «un torpe grandulón». — La muchacha dejó salir el discurso que contenía su análisis sobre el muchacho, aquel mismo que le había expuesto a Daichi cuando quiso advertirle sobre su nueva adquisición. — Como si tuvieras algo que ofrecer que ya no tuviéramos en el equipo…

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Eso debería de decir yo, otra vez tú. Y no, no creo que haya otra persona menos amable que tú por aquí. — la muchacha de cabellos oscuros se levantó del suelo con poco impulso y plisó su falda escolar, la cual se había arrugado un poco gracias al choque entre ambos. Tsukishima Kei tenía lo mismo de grande que de tonto, e incluso si ella misma se había encargado de enlistar todas las banderas y señales rojas del mismo para hacérselas saber a Daichi, al final hizo caso omiso y lo agregó al equipo. — Eres una molestia. Tienes suerte de que mi hermano sea lo suficientemente bueno como para que te deje un espacio. Si hubiese dependido de mi, nunca te habrían recibido dentro de las líneas de voleibol de Karasuno. Los grandulones torpes como tú son los peores, no me alcanzan los dedos para enumerar a todos los idiotas como tú qué pasaron por el equipo y fueron retirados por incompetencia.