Mantente lejos de mí por unos cuantos segundos, Kerem. Tan solo pensar en que te estás por casar logra colocarme sensible. ¡Hijo! Mira qué bien luces de blanco. Serás el tipo más guapo el día de la boda. ¿Perdonarte? Más bien debería pedir perdón yo, llegué lo suficientemente tarde para perderme ciertas cosas. Lo siento, campeón. ¿Lo harás? Porque me enteré de unos cuantos besos y coqueteos hacia tu madre; sé que es hermosa, pero tus cercanos realmente están fascinados. Te eché de menos también, eh. ¿Por qué mejor no me das un abrazo? Te contaré luego acerca de mi viaje, aunque prefiero que me cuentes los detalles recientes de la planificación.