los trillizos heredaron la magnificidad de las ninfas; un acuoso mirar que se torna similar a observar las fosas más profundas del océano y unos labios de gelatinoso tacto. en la delicadeza de su piel se dislumbran destellos, una característica que permanece sea cual sea la forma que tome. aunque pueda cambiar de apariencia a su antojo, su cabello cae grácil en una cascada azabache o de color sangre. sus pestañas son largas, su fisionomía delgada y esbelta. dada su particular belleza ha sido portada de revistas humanas y blanco de interés para todos los géneros y especies. sin embargo, todo se derrumba cuando abre la boca. unos afilados dientes, símil a los de los tiburones, esperan a hincarse en la carne de todo aquel que curioso, sucumba a tratar de retener su cuerpo. bajo el agua, su cola, análoga a metal líquido, termina en una espiral parecida a la de las patas de los pulpos.