SoyAlexaChalamet

Alexa tenía los audífonos puestos, la mirada fija en la pantalla mientras el rugido de los motores aún retumbaba en sus oídos. Sus manos temblaban, su corazón latía como si ella misma estuviera al volante. Cuando Leonard cruzó la meta, cuando el locutor gritó su nombre seguido de “¡Ganador del Gran Premio de Mónaco!”, soltó los audífonos al suelo y se cubrió la boca, conteniendo un grito ahogado. Sus ojos se llenaron de lágrimas al instante. Lo había logrado. Su Leonard. En casa. Con Ferrari.Se quedó de pie, esperando, con el pecho a punto de estallar, viendo cómo los mecánicos, ingenieros y miembros del equipo celebraban. Pero ella solo quería verlo a él. A su piloto. A su amor.Entonces lo vio entrar. Mojado en champagne, desbordando emoción, con el traje de carreras pegado al cuerpo y esa sonrisa que solo él podía tener después de hacer historia. Sus miradas se encontraron, y ya no importaba nada más.Antes de que pudiera moverse, él ya corría hacia ella. Alexa abrió los brazos, riendo entre lágrimas, y en cuanto la rodeó y la levantó en el aire, se aferró a su cuello, dejando que la girara con fuerza. —¡Leonard! —gimió con la voz temblorosa— ¡Lo hiciste! ¡Lo hiciste, mi amor! - Cuando volvió al suelo, lo abrazó con desesperación, con todo el amor que le cabía en el cuerpo, y le tomó el rostro entre las manos manchadas de sudor y lágrimas.—Estoy tan orgullosa de ti… —susurró, y sin darle tiempo a responder, lo besó. Un beso profundo, tembloroso, salado por las lágrimas y dulce por todo lo que sentía por él.