SoyJamesPottter
Claro, lo que tú digas, zanahoria. Es obvio que me extrañaste, y mucho. ¡Yo lo hice! Oye, mi amigo solo es un poco rebelde, nada más. A la única que respeta es a Minnie, o tal vez le tenga miedo. Pero, honestamente, quién no. Aunque cueste creerlo, Remus no es tan paciente como aparenta. Si supieras cómo nos trata cada que “nos comportamos como chiquillos”. Sus palabras, no mías.
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—Claro, lo que digas, zanahoria. Haré como que te creo si eso es lo que te dejará dormir por las noches. —soltó burlón mientras “arreglaba” un poco su rebelde cabello con toda intención de que la pelirroja lo viese hacerlo.
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Le fue imposible no reír de nuevo, tenía que admitir que era un tanto divertido ver a Lily en medio de una profunda lucha con su cerebro. Normalmente, cuando hacía eso, ponía una mueca que James encontraba bastante tierna. —Me parece que alguien está celosa. —bromeó con una sonrisa juguetona.
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Las palabras de la pelirroja resonaron en su cabeza por varios minutos y se vió obligado a sonreír, acompañado de ese aire de suficiencia tan común en él, obviamente. Por supuesto que no dejaría pasar aquel supuesto error, claro que no, eso no era digno de James Potter.
—¿Así que te gusta mi cabello, eh? Qué guardado te lo tenías. —soltó este con insolencia. —Trata de negarlo las veces que quieras, Evans, tú misma te has delatado. —dejó escapar una risa y casi al instante volvió a ponerse serio. —Solo trataba de joderte la paciencia, no me mates.
Lily estaba empezando a ponerse bastante colorada y James no estaba seguro si era por vergüenza o enfado, así que optó por no seguir provocándola. La verdad es que no le apetecía morir tan joven.