Vaya, es muy perceptivo, señorito Ciel. Veo que sabe hacer buen uso de sus habilidades y raciocinio... Supongo que visitaré a los invitados uno por uno, no queremos que andén heridos vagando por ahí.
@SoyCielT
¿Por qué crees que es de algún humano, señor Ciel? Quizás solo fue un animal herido, o una rata que logró huir de las trampas dispuestas por la sala de empleados... De cualquier modo, ya las limpié.
@ SoyCielT
Era una mentira que lo había hecho ella, pero no estaba a punto de corregirlo, ni tampoco deseaba hacerlo. Así que se lo quedó mirando, intensamente. Sus ojos que eran dos piscinas de piedras esmeraldas tenían un brillo casi inhumano y se quedaron mirando un momento los labios del mayordomo.
—¡Gracias! —le sonrió, mostró los dientes blancos. Se lo quedó mirando de nuevo. —Oye, tienes un poco de chocolate aquí —señaló la comisura del labio superior y estiró la mano para quitarle una mancha inexistente, sin importarle si dañaba su espacio personal o no.
Realmente para el mayordomo la situación, pese a no ser negativa, era fuera de lo común; la servidumbre no solía recibir obsequios y detalles tan a menudo como lo hacían los hermanos desde su llegada. Carcajeó suave al notar la emoción desbordante que atrapaba cada célula de la dama, un aire infantil la rodeaba y su esencia tan cariñosa desbordaba en cada uno de los confites de chocolate que había preparado minuciosamente para él.
Louis observo el regalo con detenimiento, sabía que si no los probaba la joven se deprimiría; si que tomó entre dedos unos cuantos y lo llevo a su boca, saboreó el dulzor característico del chocolate y poco después sonó el crujiente maní. Tragó y atino a decir con pena de que sus dientes se encontrarán manchados —¡Oh, qué delicia!— luego quitó el resto de alimento que había entre sus dientes —Eres una repostera muy buena.— @SoyCiriT
Ciri esbozó una sonrisa, complacida. Le gustaba saber que las cosas que hacía le encantaban al resto. Le daba una satisfacción tremenda. Y aquella sonrisa que le dedicó, que era como las que daba siempre, la sintió especial; y hasta única. Suspiró un poco al oír su nombre en boca del ajeno. —¿Y bien? —intuyó esperando.
Dígame Adara, señor Louis, creo que la formalidad no es lo mío. Me alegra que lo hayan recibido como es debido, sin duda lo merece. Agradezco eso, tengo por seguro que mi padre y mi hermana lo necesitarán, aun que claro, yo también, y confío en que hará un excelente trabajo por aquí.
Señor Louis, he de admitir que es un gran gusto conocerlo. Y no hay necesidad de tanta formalidad con solo decirme Mara todo está perfecto. Dígame, ¿cómo se encuentra?.
Se lo agradezco mucho, Señor Louis.
¡Vaya!, eso es genial, admitire que estoy bastante fascinada con la decoración, hace que todo sea más encontador, en algún momento le daré las gracias a Ciel y Ciri por tan maravillosa decoración.
Es un gusto conocer al mayordomo de la mansión, agradezco la bienvenida. No dudaré en recurrir a sus servicios. ¿Ha visto ya a mi familia? Creo que ha llegado mi pequeña hija, ella también recurrirá a usted, por supuesto.
Señor Louis, que gran honor y placer ver su rostro. Me halaga ese interés, y lo agradezco. ¿Cómo se encuentra? La fiesta está apunto de comenzar, hay que prepararse.
Pero puedo ser paciente, ¿no crees? Ver cómo evoluciona los sentimientos de alguien, sean diferentes y posibles.
»¿Acaso buscas gastar tu pregunta en busca de una respuesta como aquella? ¡Yo amo a Ciel! No es difícil de entender, pero quiero que lo hagas.
Pero tus sentimientos puede cambiar, como todo. Así que ese es mí precio por el momento. La promesa de que sus sentimientos cambien por ese «sentimiento» en concreto. Quiero eso. Así que ahora puedes preguntar y prometo responder.