Al menos tú no me llamas mocoso pero de pequeñajo, nada, ¿eh? Que ya casi te alcanzo. Huelo celos ¡Celos! Nah, es broma. No te preocupes por no haber estado, al final me las apañé con esos, perdona la palabra, cabrones. Como siempre, nuestra familia; la de verdad, es decir, ustedes, se portó increíble conmigo. Bueno, salvo por el detalle de que me llaman mocoso como si fuera parte de mi propio apellido. Estoy considerando dejarles un pañuelo lleno de mocos bajo la almohada, a ver si se les pasa la costumbre. Me refiero, por supuesto, a Joff y Jace. Aunque conociéndolos, lo enmarcan y lo toman como una bendición.