Caminaba arreglando su chaqueta marrón, su casco rojo le daba coordenadas de zonas en dónde ocurrían robos o se preparaban para atacar, desconocía por completo aquel lugar, pero desde que había llegado, se encargaba de cuidarlo como si fuera su Gotham.
Oía que habían héroes también, antihéroes y otros que no tenían una etiqueta dicha. No se los topaba, siendo riguroso en ello pues no quería lidiar con la moralidad ni lidiar con ninguno de aquellos mencionados.
Al terminar de detener un atraco dejó a los ladrones atados. A los lejos escuchó un grito femenino y fue rápido a acudir para auxiliar. Una mujer rodeada por hombres. La furia lo sucumbe y no tarda en desenfundar su arma, apuntó y amenazó. No fue escuchado y lo tomaron como burla, y de inmediato, un disparo resonó.