
SoyHarryIOsborn
Algo asi, ¿tu lo quieres así?

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Harry la miró en silencio, el peso de sus palabras cayendo sobre él como un relámpago. Sus ojos brillaron con algo que no era solo sorpresa, sino una mezcla de alivio y gratitud. La cercanía entre ambos se sentía aún más intensa, como si el aire mismo hubiera cambiado. —Dos años… —murmuró, con una ligera sonrisa en sus labios, como si la idea de que ella hubiera guardado esos sentimientos tanto tiempo lo dejara sin palabras por un momento. Luego, su rostro se suavizó y su voz se volvió más suave, cargada de sinceridad—. Yo también tuve miedo, Max. Pensé que si te lo decía, te asustarías… o que perdería lo que tenemos ahora. - Su mano se deslizaba lentamente por su cuello, como si la tocara con más ternura que nunca. —Pero si me hubieras dicho esto hace dos años… creo que habría hecho lo mismo, solo que de forma más estúpida —añadió,1 dejando escapar una risa suave, casi imperceptible—. Lo bueno es que, al final, ambos estábamos demasiado ciegos para darnos cuenta. - Se inclinó un poco más cerca, sus labios apenas a unos milímetros de los de ella. —Lo que importa es que finalmente lo dijimos… y ahora no voy a dejar que nada nos detenga.
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Harry apoyó su frente contra la de ella tras el beso, sus ojos aún cerrados por unos segundos mientras disfrutaba de la cercanía. Luego, abrió los ojos lentamente, buscándola con una mirada suave y seria a la vez. —¿En qué momento empezaste a sentir todo esto por mí, Max? —murmuró, su voz apenas un suspiro contra sus labios—. Porque yo… llevo más tiempo del que debería callándomelo.
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Harry la miró en silencio por un segundo, como si sus palabras acabaran de detener el tiempo. Algo en su expresión se suavizó por completo, como si la parte más rota de él acabara de sanar con una sola frase. —¿Desde el primer momento…? —repitió en un susurro, casi con incredulidad, como si necesitara asegurarse de haberlo escuchado bien. Luego, una sonrisa distinta se dibujó en sus labios, una sonrisa real, sincera, que le iluminó el rostro de forma casi desconocida para él. Su mano volvió a su rostro, esta vez con más seguridad, y sus ojos se fijaron en los de ella como si no hubiera nada más importante en el mundo. —Entonces no voy a desperdiciarlo, Maxine. Te lo prometo. - Y sin darle tiempo a responder, la besó. Esta vez no con prisa, ni con fuego… sino con calma, con cariño.
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