Sin decir una palabra, se acerca lentamente, desliza una mano hasta su cuello y lo atrae hacia ella. Sus labios rozan los suyos con suavidad al principio, pero pronto el beso se vuelve más profundo, lleno de sentimiento. — Era mi turno de besarte, eh. — Dijo cuando se separó, mientras dejaba un último beso en la comisura de sus labios y sonrió.