THSTAMPEDE
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—Tengo haaaambre... —arrastra las palabras con pereza, abrazándola desde atrás y recargando el mentón en su cabeza. Tiene el olor de la polvora pegado al abrigo.
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THSTAMPEDE
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—¡Sí! Dijeron cosas feas sobre tu corte de pelo —imposta la voz para añadir un matiz dramático—. Por eso me las comí. Un hombre como yo no puede tolerar las faltas de respeto hacia las lindas mujeres... ni a mis compañeros. ¿Lo entiendes, compañera? —Énfasis en el apelativo. Ahora que pueden verse, toma sus manos. Sus gafas se deslizan por el puente de su nariz porque debe agachar la cabeza para mirarla—. Te estoy cuidando.
... Y le hace ojitos. Ella va a comprar, comen juntos. Y todos contentos. Todos contentos y con el estómago lleno.
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THSTAMPEDE
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No parece prestar mucha atención, sino que se distrae olfateando su cabello. Ella tiene un aroma fresco, agradable. Demasiado agradable para un temperamento tan volátil como el suyo.
Y si Vash es culpable o no de esos arrebatos, ni siquiera se lo plantea. Es cómodo compartir espacio, y visión, con alguien como ella.
—De repente cayeron en mi boca y yo ya no pude hacer nada, sólo aceptar mi destino —retoma la conversación después de unos cuantos segundos de silencio. Piensa, piensa y no se le despega ni un poco—. ¿Y ensaimadas? ¿Sabes hacerlas? Me comería unas tres...
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