Fue el primer hijo de Christine y Mason Walker, es decir, el hijo mayor. A diferencia de sus hermanos, él era considerado un bicho raro por la mayor parte de su entorno, incluyendo sus padres. Su primer encuentro con uno de los espíritus de la casa fue cuando él era un niño. En aquella noche de insomnio bajó al sótano a buscar su baúl de juguetes, pero se llevó una sorpresa al notar que ahí estaba la mismísima Marie Stone. Luego de una corta charla, ambos desarrollaron una relación madre-hijo, y así continuó hasta el día en el que el rubio perdió la cordura y provocó la muerte de gran parte de sus compañeros de clase. Ese mismo día, al llegar a casa, se suicidó antes de que pudieran culparlo de lo sucedido. Actualmente reside en la casa y hace pequeñas apariciones con los Anderson, haciéndoles creer que solamente va a cumplir con su labor de tutor para sus hijos, aunque la realidad es que no puede salir de aquella casa.