Claro que no, yo te extrañé el triple de lo que tú lo hiciste. Ya que lo mencionas, ¿Qué te parecería si tuviéramos una pijamada? En la sala de estar, eso sí, no quiero que tu papá me vuelva a perseguir en su traje. Prometo prestarte uno de mis chalecos si aceptaras, pero no te lo quedes para siempre como los demás, por favor. Pff, ¿Qué cosas dices?, no le temo.