☪︎⋆. Morgana creció en Camelot como la protegida de Uther Pendragon, criada entre seda, acero y silencios que nunca le revelaron toda la verdad. Para todos, era la joven noble de mirada desafiante, de voluntad firme y corazón compasivo; la muchacha que no temía hablar cuando nadie más se atrevía. Sin embargo, bajo esa fortaleza había un secreto que latía con fuerza: la magia despertaba en ella, reclamándola incluso cuando ella deseaba negarla.
Durante años vivió atrapada entre dos mundos. En la corte era la pupila brillante y valiente de Uther, siempre cercana a Arthur y querida por Gwen, que veía en ella no solo a una dama, sino a una amiga. Pero por las noches se desvelaba entre visiones que la dejaban helada, sueños que se volvían realidad y que poco a poco la alejaron de la inocencia que alguna vez tuvo.
Cuando descubrió que la magia que la estaba consumiendo era, en verdad, su herencia y que Uther le había mentido toda la vida, su corazón comenzó a torcerse. La traición se volvió un eco constante. Y el miedo… el miedo se transformó en rabia.
Con Morgause encontró una hermana—no de sangre, pero sí de destino—una guía que la abrazó cuando más lo necesitaba. A su lado, Morgana dejó de ocultarse y abrazó la oscuridad con el mismo fervor con el que una vez amó Camelot. Su dulzura se volvió filo; su compasión, una lanza. Ya no era la dama del castillo: era la hechicera destinada a desmontar el reino que la había quebrado.
Aun así… incluso en su oscuridad, Morgana sigue siendo humana. Guarda cicatrices invisibles, amores imposibles y una amargura que solo existe cuando se ha amado demasiado.